“Si el equipamiento fundamental de un infante en el s. XII está compuesto por lanza y escudo. ¿Qué motivo puede haber para que la batalla sea fundamentalmente con las espadas?”
En todas las recreaciones vemos cómo los participantes de infantería se enfrentan en alguna batalla y siempre lo hacen con espadas. Conocemos por todos los historiadores especialistas que las espadas son propias de caballeros, que los caballeros son los menos numerosos y que el armamento de un infante está constituido fundamentalmente por la lanza y el escudo.
Con estos datos una recreación que se plantee ser rigurosa, como es nuestro caso, no puede seguir manteniendo sin cambios la batalla en base al uso de espadas. Solo he encontrado una batalla en la que las lanzas tienen el protagonismo adecuado se trata de Neustadt-Glewe ( Alemania cerca frontera con Francia, zona de Heidelberg, Sttutgart) y que por lo tanto será nuestro ejemplo a seguir.
En nuestro 900 aniversario íbamos a dar un giro a la batalla coherente con lo comentado. Íbamos a conseguir por primera vez dar protagonismo a las lanzas. Para ello compramos puntas de lanza y astas para equipar un mínimo número de infantes que protagonizasen los momentos iniciales de la batalla.
La secuencia pensada sería, tras nuestra habitual carga de la caballería cristiana, de la siguiente manera:
– Ambos ejércitos se aproximarían en en formación, en lineas , en formaciones cerradas muy próximos los escudos de los combatientes en cada ejército, como corresponde a un enfrentamiento con el equipamiento típico de lanza y espada.
– Tendrían así su primer contacto a distancia de lanza Aún no se ha empezado a combatir intensamente. Se crea en un primer momento lo que llamamos “pasillo de lanzas”..
– Un segundo momento en el que claramente se combate, pero todavía hay un mantenimiento de lineas equivalente a la longitud de las lanzas, por lo que SE MANTIENE EL PASILLO DE LANZAS.
– Después ese “pasillo de lanzas” se iría convirtiendo en la zona de combate intenso y como consecuencia poco a poco ese pasillo de lanzas iría perdiendo su rígida forma inicial, por ondulación de las líneas según el brío de los combatientes, o perdida de continuidad por rotura de determinados puntos, abriéndose huecos por bajas, etc.
– El combate se acrecienta y cada vez más se desdidujaría el pasillo de lanzas de manera generalizada , El combate pierde claramente la distancia de lanza, desapareciendo por ello el pasillo de lanzas es el momento en que se pasa al cuerpo a cuerpo, momento en que es la espada corta, el cuchillo grande, la maza o el hacha los que cobran protagonismo.
– Concluida esta etapa inicial de la batalla con protagonismo de las lanzas, volveríamos a lo que se hace en todas las recreaciones, la batalla habitual de espadas, aunque nuestra ilusión también sería que en el cuerpo a cuerpo, poco a poco, mentalizásemos a los recreadores de que no interviniesen espadas largas de caballeros, sino armas más de infantería como espadas cortas, hachas, cuchillos grandes, mazas….
Creemos que con esto hacemos una gran aportación a nuestra recreación y damos motivos para pensar a las demás.
Saludos. Roberto Alonso